Leptospira como zoonosis
Autor para correspondencia MVZ. Cristina Yadira Gómez Sánchez.
La leptospirosis es una zoonosis de distribución mundial ocasionada por una bacteria del género Leptospira; afecta al hombre y a una gran variedad de mamíferos, entre ellos, los perros. La enfermedad se transmite por contacto directo con orina u otros fluidos corporales infectados, o indirectamente después del contacto con agua o suelos contaminados. Los perros juegan un papel importante en la transmisión de la leptospirosis a los seres humanos y a otros animales domésticos.
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Las leptospiras son espiroquetas móviles, filamentosas, de 0,1- 0,2 μm de ancho por 6-12 μm de largo que infectan a animales y seres humanos. La leptospirosis puede ser causada por varias serovariedades siendo la más común canicola es la más común, su huésped reservorio son los perros. La icterohaemorrhagiae se asocia a la presencia de ratas.
Los casos clínicos en especies domesticas se presentan en su mayoría durante el verano, sin embargo, también puede existir un incremento durante primavera y otoño debido a las temperaturas moderadas y disminución de la humedad. La infección por leptospiras se da tanto en ambientes rurales como urbanos y con mayor frecuencia en áreas tropicales o semitropicales. Se identifican como factores de riesgo la exposición a aguas en el exterior, humedales y espacios públicos abiertos.
Tabla tomada de Couto et al. 2010 Medicina Interna de pequeños animales. Capítulo 95. Cuarta edición.
La infección en especies adaptadas como hospedadores tienen como resultado una infección subclínica en la que el hospedador actúa como un reservorio y elimina intermitentemente el microorganismo. La infección en especies no adaptadas como hospedadoras tiene como resultado la enfermedad clínica. Las leptospiras se eliminan por la orina y entran en el cuerpo a través de la piel erosionada o las membranas mucosas intactas. La transmisión también se da a través de las heridas de mordisco, por contacto venéreo, de forma transplacentaria, por ingestión de tejidos contaminados, suelo, agua, camas, comida y otros fómites.
Ciclo Transmision
La leptospira se puede trasmitir después de una infección subclínica o clínica, también durante la última etapa de la enfermedad aguda y la fase crónica, en la que los perros infectados quedan como portadores asintomáticos y la excretan a través de la orina. La cantidad de leptospiras eliminada por la micción es mayor durante las primeras semanas post-infección y puede durar 4 años o más, aunque en menor medida, siendo así posible la transmisión de animal a animal y de animal a humano. Debido a los hábitos de comportamiento de los perros como son el olfateo, el lengüeteo y el cortejo, al reunirse varios animales se favorece la transmisión intraespecie; siendo los perros “callejeros” una fuente de infección importante para los perros con propietarios.
Las condiciones adecuadas de supervivencia óptimas para las leptospiras incluyen un pH neutro o ligeramente alcalino por lo cual el microorganismo sobrevive solo temporalmente en orina sin diluir (ácida), mientras que la orina diluida se convierte en un hábitat ideal, lo cual convierte las aguas encharcadas en la principal fuente de infección. Las temperaturas entre los 0°C y los 25°C favorecen la supervivencia y replicación mientras que la congelación las disminuye notablemente.
Perros callejeros
Una vez que se encuentran en un hospedador vulnerable, las leptospiras empiezan a multiplicarse, tras su entrada al espacio vascular sanguíneo invaden varios órganos, incluidos los riñones, hígado, bazo, sistema nervioso central, ojos y aparato genital, dañan los órganos al replicarse y provocar inflamación. La replicación inicial daña principalmente los riñones y el hígado, la gravedad de dicho daño varía dependiendo de la virulencia del microorganismo y de la vulnerabilidad del hospedador.
Patogenia de la leptospirosis
La recuperación de la infección depende de la producción de anticuerpos, conforme estos aumentan, el microorganismo se elimina de la mayoría de los tejidos, excepto de los riñones. La colonización renal aparece en la mayoría de los animales infectados y generalmente persiste en las células epiteliales de los túbulos renales, lo que provoca la eliminación desde los riñones durante meses o años después de la recuperación clínica. El pronóstico depende en gran medida de la conservación de la función renal.
Los perros con enfermedad clínica aguda se presentan normalmente a la consulta con historia de anorexia, depresión, hiperestesia muscular generalizada, taquipnea, vómitos, fiebre, mucosas pálidas, taquicardia, frecuentemente se encuentran petequias, equimosis, melena y epistaxis debido a la trombocitopenia y la coagulación intravascular diseminada que se genera en ocasiones. Los pacientes pueden empeorar rápidamente con infecciones que terminan en la muerte antes de un diagnóstico.
En los perros con enfermedad subaguda se presenta fiebre, depresión, hallazgos compatibles con síndrome hemorrágicos, indicativos de enfermedad hepática y enfermedad renal incluso simultaneas. Ocasionalmente se observa conjuntivitis, panuveítis, rinitis, tonsilitis, tos y disnea, puede también desarrollarse un fallo real oligúrico o anúrico. Los casos que reportan mucosas ictéricas se atribuye a un daño hepático avanzado. Las leptospiras pueden llegar a invadir el sistema nervioso central y producir una meningitis benigna; sin embargo, esto no es tan frecuente como en los seres humanos.
Se han descrito abortos e infertilidad debidos a la transmisión transplacentaria. Las manifestaciones pulmonares incluyen disnea y tos que en los perros se asocia a hemorragia pulmonar.
Signos en perros
Periodo de incubación 7 a 10 días en el cual el ser humano permanece asintomático, posteriormente presenta una triada característica (aunque confundible) que consta de fiebre, cefaleas y mialgias en miembros inferiores. En humanos se reconocen dos cuadros clínicos:
FORMA ANICTERICA | FORMA ICTERICA |
90% de los casos | 5 – 10% de los casos |
Distrés respiratorio | Disfunción hepática y renal |
Hemoptisis | Alteración y compromiso hemodinámico |
Enterorragia | Sangrados masivos |
Meningitis | |
Puede ser autolimitante (2 – 3 semanas) |
Es importante realizar un diagnostico oportuno por el alto riesgo zoonótico y el rápido curso de la enfermedad. No se evidencian alteraciones hematológicas específicas ya que puede haber alteración tanto en la línea roja como en la línea blanca, así como de electrolitos, en la química de igual manera encontramos transaminasas hepáticas aumentadas, bilirrubinas, creatinina o urea, pero sin nada específico.
Para un diagnóstico específico se lleva a cabo la detección de anticuerpos mediante una prueba de aglutinación microscópica. El problema con esta prueba es la prevalencia elevada de infecciones subclínicas además la vacunación que genera anticuerpos específicos puede generar falsos positivos a enfermedad. Otros medios diagnósticos son: Cultivo de orina, sangre o tejidos, demostración del microorganismo en orina mediante microscopia de campo oscuro y contraste de fases, demostración del ADN del microorganismo en orina, sangre o tejidos mediante PCR.
Diagnóstico
Todos los pacientes se tratan con fluidoterapia y terapia de sostén de acuerdo con los síntomas, el tratamiento antibiótico es esencial para terminar con la lesptospiremia; la penicilina y sus derivados son los antibióticos de elección. El desarrollo del tratamiento dependerá de la evolución del paciente agregando o disminuyendo medicación. La extensión del daño renal después del tratamiento determinrá el pronostico general de los perros afectados.
Ha de evitarse la orina infectada, el agua contaminada y los hospedadores reservorios. El clínico ha de manejar a los perros infectados con guantes y careta. Las superficies contaminadas se han de limpiar con detergentes y desinfectantes. Para disminuir el riesgo de exposición, los dueños han de intentar restringir a los perros el consumo de aguas potencialmente infectadas. Las vacunas disponibles para algunos serovares reducen la gravedad de la enfermedad. La vacunación puede disminuir la eliminación de leptospiras en la orina lo cual disminuye a su vez la propagación de la enfermedad. Los perros que se encuentran en zonas endémicas deben vacunarse tres veces con 2 o 3 semanas de intervalo y posteriormente de manera anual.
Vacunación
Al ser un enfermedad potencialmente zoonótica se debe intentar disminuir la propagación e infección, considerando las graves afectaciones que puede tener tanto en personas como en animales domésticos es importante informar sobre lo crucial de la prevención, incluyendo un adecuado calendario de vacunación, disminución de población de riesgo y medidas adecuadas en personas con riesgo de exposición, es una enfermedad no muy conocida por los propietarios de mascotas y como clínicos se tiene la responsabilidad de informar y prevenir en medida de lo posible.
BIBLIOGRAFÍA:
